Ha comenzado ya una nueva etapa, muy diferente a todo lo anterior, con nuevas todavía no-rutinas, que cuesta moldear, una nueva casa donde vivir, un nuevo barrio donde vivir, y mucha gente a la que echar de menos... Concienciandome de que habrá nuevas caras, me cuesta contentarme con ello, me es difícil entender los buenos sabores del final, siempre me ha costado desprenderme de las cosas, siempre he sido obsesiva con los recuerdos, con la memoria, con lo que que se queda atrás.
He estado fuera unos días, he viajado por Ucrania y Polonia.. como siempre añadiendo emoción, decidiendo embarcarme en la aventura la noche anterior. Me gustaría escribr a cerca del viaje, de sensaciones y descubrimientos, pero no sé si por estar desentrenada o por que existen tantas cosas que desvian mis sentidos en este momento, no soy capaz de contar mucho al respecto ahora.
En mi nueva casa estoy muy contenta, tengo una ventana por la que entra la luz (y con suerte el sol) cada mañana, unas plantitas que están igual de contentas que yo con esa vetana, un sofá cama tan incomodo (del que)... da gusto levantarse!... una cocina en la que se oye a Nuria a Fausto a Ivan a Lúcia, a Ramón.. o a quien esté en ese momento en la casa de acogida en cuestion, preparar desayunos que huelen muy bien. Me encantan los desayunos aquí, todos juntos recargando las pilas, adormilados y con risilla floja; una bañera enorme que nunca llenaré, un lavabo con cenefa de flores rojas señoriales... y un enchufe..... un enchufe en toda la casa...jijij
Esta noche se marcha Lúcia, una baja mas... baja importante para mí.
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